archivo :: 2003
Sigo sin creerlo
Supongo que muchos de vosotros os estaréis preguntado y qué es aquello en lo que sigo sin creer, pues bien, os lo expondré brevemente. Sigo sin creer a George Bush ni a ninguno de aquellos que lo siguen como auténticos discípulos sintiendo al presidente de EEUU como un Mesías, que para ellos traerá la libertad al mundo (o al menos eso es lo que nos quieren vender). Y es cierto, nos lo quieren vender, libertad es una banalidad en bocas de políticos, y más aún, de los actuales en concreto, no les mueve la libertad, les mueve el dinero contante y sonante, porque aquellos lugares que según ellos están liberando, no lo hacen, simplemente pasan a dominarlos otras manos que engañaran a la gente disfrazándolos de ciudadanos medios burgueses, y como eso es lo que tenemos aquí, a muchos les parece bien.
Privacidad en la madrugada
<sirkeldon> Como nos describía George Orwell en su vaticinio de futuro en función de relatos del libro “1984”, la atmósfera se vuelve más controlada, con menos libertades, las únicas razones que han movido a la raza humana a luchar, parece ser que estan controlados y bajo sumisión. El gran hermano que todo lo ve, todo lo controla no permite que haya pasado, mentiras hábiles que un pueblo como bestias sumisas aclaman a ese ser cómo su auténtico Dios. La más privada emoción, la sensación de intimidad, de poder expresarnos libremente y con total impunidad, se ve coartada en algunas situaciones por cualquiera de los momentos que pasemos al día. Acosados por redes de seguridad privada controladas por videovigilancia, con sensores de movimiento y humo, para detectar infracciones. Por una política de datos cada vez más severa e inquisidora que pretende hacer de los últimos paraísos en libertad como es Internet, se convierta en un juguete del gobierno. </sirkeldon>
Juntos pero no revueltos
O cómo el progreso nos incomunica. Es cierto que los progresos tecnológicos están ligados al avance de nuestro modelo de vida, de hacernos las cosas mucho más fáciles, viviendo en un universo de comodidades donde cada día más todo lo que nos quieren ofrecer está a nuestro alcance a través de un simple click. Ciertamente estamos aún en un progreso industrial que lleva entre nosotros más de 200 años desde que James Watt inventara la máquina de vapor e hiciera de algunos trabajos, algo mucho más mecánico y simple para el ser humano, y poco a poco, esta industria ha ido evolucionando hacia las nuevas tecnologías, muy útiles, pero que sin embargo nos incomunican.
Aún no ha salido el sol
Aunque el sol aún no haya salido, ni tan siquiera haya asomado ni una de sus mejillas, la ciudad se despierta y yo con ella. Hace algo de frío y observo una bonita panorámica de la luminiscencia de toda la urbe, con la tenue luz de algunas farolas, formando un todo realmente especial, como un sendero plagado de luciérnagas. Así pues, cada día se pone en marcha regular y periódicamente toda la maquinaria y personal necesario para ofrecer todo aquello que necesitamos.
¡Ricos y famosos!
Lo que siempre nos prometieron, lo que siempre vimos a través de las películas, lo que la sociedad exige actualmente para ser alguien en la vida. Ya no importa tu cerebro o tus brillantes ideas, tienes que formar parte de una jerarquía, estar en su cúspide para poder demostrar cuanto poder ostentas, vanagloriándote de ello y sintiendo en cada poro de tu piel un cinismo y egocentrismo puros de Atila.
Stress de conocimientos
Cada día son más los conocimientos que los seres humanos de esta sociedad estamos obligados a aprender, no faltan los clásicos, como lo son las matemáticas, historia, lengua, etc. Últimamente al ser humano que trabaja o pretende hacerlo se le van aumentando los requeridos en cualquier ámbito debido a las exigencias de empleo. Todos los fascículos que venden por esta época inducen a creernos que conoceremos estas técnicas de una manera fácil y rápida. Inglés, informática, historia, literatura, ciencia y un largo carro de conocimientos que nos venden de una manera simple y en la que muchos pican.
Onze de Setembre
Avui fa 289 anys que les tropes catalanes encerclades a la ciutat de Barcelona comandades per Rafael de Casanova van caure sota el setge que ja feia un any que patien. L’Onze de Setembre de 1714 Barcelona es va rendir, 2 anys després ho vam perdre tot a efectes legals, les nostres corts, la nostra llengua, la nostra identitat.
El mundo subterráneo
Siempre que tenemos algún minuto para nosotros y lo vivimos acompañado de muchas personas a las que desconocemos, no paramos de mirarlas sin cesar, al menos yo. No hace falta fijar la mirada en una única persona, las recorres todas, cada una de ellas, e incluso en algunas te paras a observar ese pequeño detalle que antes te pasó inadvertido. Seguramente los que viajamos muchas veces en transporte público, en especial autobús, metro y ferrocarriles de cercanías, hemos vivido esta situación cientos de veces, notando un nuevo toque en cada una de esas personas a cada segundo que se sucede. En mi caso tengo una pequeña obsesión con los ojos de las personas, es siempre en lo primero que me fijo cuando veo a alguna, encuentras de infinidad de colores y expresiones.
La caja estúpida (o tonta)
Con gran pesar en mi corazón anuncio que la cultura televisiva española, definitivamente, ha muerto, ¿y por qué?, por nosotros, la audiencia somos los auténticos culpables. No es que no nos guste el Clan Tamara & cía., lo que ocurre es que nos avergüenza admitirlo. Sí, sí, es tan cierto como que si dejamos una piedra en el aire, caerá al suelo; los programas en televisión se mantienen en antena por una única cosa, porque la gente los ve, y se explotan de tal manera con cincuenta formatos nuevos pero idénticos que hacen “picar” a la audiencia. Nosotros, que no nos engañemos, somos esa audiencia vemos esos programas, y las productoras seguirán bombardeándonos con bodrios como “Hotel Glam(our)”, “La Isla de los Famosos”, “El Bus”, “Gran Hermano” y un largo etcétera, que si venden seguirán produciéndose.
Road Movie
Amanece nublado, frío en el exterior, pero no me importa, me siento bien y lo veo todo con claridad, como jamás antes lo había hecho. Las flores rugen furiosas mientras son aplastadas sin compasión por el devastador viento, violentos rayos azotan las montañas y el sonido ensordecedor de los truenos, que algunas veces me provocó miedo, es el mismo que ahora me inspira bienestar. Una poderosa lluvia golpea frenéticamente el techo metálico y tengo ganas de bailar como un poseso bajo la misma, gotas y gotas cayendo sin compasión sobre mi cuerpo que me propugnan una auténtica sensación de libertad.