No hay nada como sentarte un día frente al ordenador esperando despertar el espíritu creativo que lleva tiempo durmiendo, más aún cuando se basa en una idea compleja la tarea se vuelve el doble de ardua, aún así la empiezas, la luchas, la moldeas y la atrapas. La intentas hacer tuya, hora a hora, día a día, año a año, mientras tratas de desgranar todo lo que se esconde bajo ella. Y es eso mismo lo que te motiva a seguir y a rellenar momentos de tu vida pensando en que marcará una inflexión, un antes y un después que tarde o temprano reflejará todo lo que un día quisiste que fuera.
Son muchos años ya por aquí, casi 20, dando guerra, absorbiendo de la red tanto como ella me absorbía a mí, aprendiendo y descubriendo por mucho que pasen los días, algunos lo llamaran veteranía
(seguir leyendo)
En toda dictadura se establecen unos axiomas claros centrados en los elementos de control y sometimiento. En toda dictadura se persiguen y castigan las ideas, comentarios, asociaciones, reuniones o manifestaciones de cualquier tipo que difieran de la propaganda emitida por el régimen. En toda dictadura se establece una unificación de poderes, destinada a beneficiar y perpetuar la oligarquía sesgando cualquier intento de lucha. Y lo más importante, en toda dictadura, se viola a la legislación anterior para dar paso a un nuevo estado totalitario. El problema viene cuando de nuevo no tiene nada, nos debemos a nuestra nostalgia, y es esa la que se está intentando recuperar.
Lo más curioso a la par que frustrante es que lo hace “democráticamente” ya que estos señores, mal que nos pese, han obtenido su poder gracias a que algunos otros les han dado el voto.
(seguir leyendo)
Nada más y nada menos. Elemental. Energético. Atómico. Cuántico. Lleno de caminos que suponemos aleatorios. Dando vueltas una y otra vez. Discobolo va. Discobolo viene. Escondite interminable de un universo microscópico visto desde el telescopio.
En un laboratorio todo se ve diferente, desde el cuaderno hasta el negativo. Hay un halo de nostalgia al verlo vacío y cierta incredulidad o admiración al verlo en marcha. Hay una luz diferente, anaranjada y cálida. Uno se siente bien. Sin embargo, el éxito de cualquier experimento no depende jamás al 100% de nuestro control y eso asusta.
(seguir leyendo)
Esta historia no empieza aquí, de eso estoy seguro. Aún lo estoy más de que tampoco acabará aquí. Cuando el límite del tiempo es inexistente en un sentido u otro, qué razón queda para pensar en el aquí, ya sea en el tiempo o el espacio; hacerlo se vuelve casi inútil o cuanto menos, paradójico y ridículo. Cuál debe ser en ese caso el impulso para narrar un viaje hacia el centro de los recuerdos, cuál es el motor necesario para pensar que lo que un día hicimos nos pueda definir de una u otra manera si esa concepción espacio-temporal es errónea. No me refiero a que estemos atrapados en un solo instante, quizá todo lo contrario.
(seguir leyendo)